Conectados con la neurociencia: ¿por qué la estimulación temprana y cómo está presente en nuestras aulas?
¿Sabías que todo el desarrollo significativo del cerebro se produce hasta los seis años de edad? Por eso es importante proporcionarle durante la etapa infantil todas las oportunidades de aprendizaje. En nuestro colegio La Asunción, desde el trabajo de la estimulación temprana, impulsamos en nuestros alumnos su desarrollo intelectual, emocional, físico y social.
Existe una relación directa y comprobada entre estimulación, desarrollo del cerebro e inteligencia. Según estudios, la estimulación favorece la mielinización del sistema nervioso, mejora las funciones de la inteligencia y estructura el cerebro. Y desde nuestro programa de estimulación temprana, ofrecemos a los alumnos gran riqueza y variedad de estímulos que ayudan a establecer conexiones neuronales, que son las que determinan la inteligencia y posibilitan el conocimiento.
Desde el ámbito pedagógico de nuestra Fundación, se optó -hace ya una década- por el método de Glenn Doman para desarrollar esta línea de innovación educativa en nuestras aulas de la etapa de infantil. El objetivo de este médico estadounidense en sus estudios era el desarrollo integral de la persona en todos sus ámbitos: intelectual, físico, emocional y social. Se sabe que hay un tiempo especialmente sensible para la maduración neurológica del niño, de 0 a 6 años y en la escuela tenemos que aprovechar este momento privilegiado, priorizando en nuestro trabajo programas de este estilo para poner unos buenos cimientos de cara al aprendizaje futuro.
¿Cómo se lleva al aula?
En la práctica, desarrollamos por un lado el programa de excelencia física, denominado Programa de Desarrollo Básico y el Programa de Conocimiento Enciclopédico. El primero consiste en trabajar el patrón cruzado a través de circuitos con oportunidades para andar, correr, gatear, braquiar y arrastrarse y el segundo trabaja la presentación a los alumnos de estímulos visuales de información cultural.
Estos programas no se realizan de forma esporádica ni con repeticiones o intensidad aleatoria, sino que, según la edad de los alumnos, se ajustan unas metas para cada habilidad. Ni la distancia, ni los elementos de apoyo, ni la frecuencia o el tiempo que lo realizan son decisiones casuales, sino que están recogidas en las leyes propias de Doman. Lo que para los alumnos parece un juego -porque se divierten, que es una de las reglas básicas de Doman- tiene una base científica establecida que estimula su deseo de aprender, aumenta el desarrollo de la inteligencia visual y auditiva y favorece el desarrollo cerebral y su maduración neurológica.
¿Qué aporta todo esto a nuestro proyecto educativo?
Esto nos dispone como centro en la reflexión sobre qué necesita el cerebro para aprender y nos conecta con la neurociencia y la neurodidáctica, que son nuevos faros para seguir buscando lo mejor para nuestros alumnos. A la vez, supone la formación continua de nuestro claustro para poner en práctica las innovaciones a nivel pedagógico y pastoral.
Con la incorporación de este método en nuestro proyecto educativo, ofrecemos oportunidades sin lograr aprendizajes precoces ni descontextualizados o acelerando el ritmo natural. Sino sobre una base de estudio sólida que garantiza el respeto del ritmo de cada uno potenciando sus propias capacidades.
Nuestro reto como centro es incorporar todos los buenos principios de desarrollo cerebral poniendo en el centro las personas que ya desde los tres años llegan a nuestro colegio con sus ritmos, su desarrollo evolutivo y su proceso personal. Una apuesta por creer en el gran potencial que tienen todos y cada uno de nuestros alumnos y ofrecer a las familias posibilidades reales para acompañar los procesos educativos de sus hijos.
Te invitamos a conocer nuestro proyecto educativo de Infantil al completo: hacemos feliz la tarea del aprendizaje y proporcionamos las herramientas necesarias para alcanzar el máximo desarrollo personal.